miércoles, mayo 05, 2004

una de oliverio

Hace unos aöos alguien me dijo, por internet, que las pavadas que yo escribo tenian un aire a Girondo.
- A quien? pregunte yo, como siempre encerrado en mi cajita de zapatos literaria, de tres autores que mejor no nombro.
Y asi, de rebote y gracias a un error garrafal de parte de mi interlocutor, empece a leerlo al Oliverio, otro de esos placeres muy raros de los que hablaba antes, tan raros que privarse de ellos seria jugar mal al faquir, seria casi como rechazar una montaöa de helado.
Asi que hoy les dejo una muestra gratis, que capaz ya conocen.


...
Pero a mi abuela le gustaba contradecirse, y después de pedirme que le buscase los anteojos que tenía sobre la frente, agregaba con voz de daguerrotipo: “La vida —te lo digo por experiencia— es un largo embrutecimiento. Ya ves en el estado y en el estilo en que se encuentra tu pobre abuela. ¡Si no fuese por la esperanza de ver un poco mejor después de muerta!...
“La costumbre nos teje, diariamente, una telaraña en las pupilas. Poco a poco nos aprisiona la sintaxis, el diccionario, y aunque los mosquitos vuelen tocando la corneta, carecemos del coraje de llamarlos arcángeles. Cuando una tía nos lleva de visita, saludamos a todo el mundo, pero tenemos vergüenza de estrecharle la mano al señor gato, y más tarde, al sentir deseos de viajar, tomamos un boleto en una agencia de vapores, en vez de metamorfosear una silla en transatlántico.
“Por eso —aunque me creas completamente chocha— nunca me cansaré de repetirte que no debes renunciar ni a tu derecho de renunciar. El dolor de muelas, las estadísticas municipales, la utilización del aserrín, de la viruta y otros desperdicios, pueden proporcionarnos una satisfacción insospechada. Abre los brazos y no te niegues al clarinete, ni a las faltas de ortografía. Confecciónate una nueva virginidad cada cinco minutos y escucha estos consejos como si te los diera una moldura, pues aunque la experiencia sea una enfermedad que ofrece tan poco peligro de contagio, no debes exponerte a que te influencie ni tan siquiera tu propia sombra.
“¡La imitación ha prostituido hasta a los alfileres de corbata!”


Espantapajaros, 1932



PP: Por aca cerca en uno de los links estan las obras completas. Recomendadas.