miércoles, julio 26, 2006

sinsemáforo

hoy de nuevo estoy en ese estado como de tránsito, de estar subido a una bici o a un ómnibus y de no ser demasiado conciente de lo que pasa alrededor, mientras pienso algunas cosas que duelen y que en el fondo sé que son ciertas, mientras afuera los autos llenos de otra gente con otras ganas de otras cosas y yo creyendo en un pasado o peor aún armándome un futuro lleno de conversaciones tan previsibles, de victorias tan vengativas.

y en el medio las mismas cuatro verdades, la misma vida tan larga y los momentos esos en que más vale estar despierto, y la suerte claro, la suerte y esas cosas, hoy que podría acelerar o frenar o doblar o gritar o cerrar de golpe y nada por eso ganaría un sentido, es como pedir perdón o gracias o como despertarse y tener ganas de que todo sea distinto de una manera poco definible, no demasiado distinto quizás pero lo suficiente como para reírse, para cerrar los ojos y abrir la boca y decir qué me importa si todo es tan ridículo.

pero hoy de nuevo tengo estas ganas de nada, estas hojas arrugadas alrededor mientras no digo nada nuevo, ni lo digo distinto, y mientras todos los espejos del mundo acumulan un poco de mugre, hoy es más difícil reírme, y si hubiera una razón para este estado sería estúpida, sería como una excusa porque no importa nada, porque capáz hay una guerra de nuevo en aquel lado del mundo, y capáz todo es injusto y nunca fué de otro modo mientras yo pienso y camino o pedaleo o aprieto las lágrimas.

después escucharé una música más acorde, después pasarán felicidades y pasaportes y tomaré mucho café y también iré al dentista, pero de nuevo estoy armando una historia que no es la mía, porque el que está acá solo frente a esta máquina se va a morir muy pronto, aplastado bajo un auto o una montaña de papeles y de esperas y de obsesiones.